martes, 13 de marzo de 2012

Back from Kiwiland

¡Ya estoy de vuelta! Bueno, a decir verdad, llegué el lunes por la mañana, pero he andado liadilla y no he podido actualizar el blog.

El viaje a territorio Kiwi fue muy chulo, La boda, como os dije en una granja, fue muy bonita, con todo decorado a modo “campestre”, y no más de 130 invitados, por lo que no fue una de estas bodas enormes. 

                                                                La ceremonia. 

Unos amigos nos dejaron un coche, por lo que no tuvimos que alquilarlo. Pero eso no fue hasta el segundo día. Al llegar a Hamilton eran como las 12 de la noche, lo cual es como super super tarde para esta gente, que se van a dormir a la hora de la merienda. Yo tuve la genial idea de ponerme a mirar el precio de los coches de alquiler en ese momento. Error. Craso error. Confiaba en que habría un segundo bus, que pasaría a recogernos. Pero no. La ruta sólo  tenía un autobús, y ese era el último. Por desgracia, lo descubrimos después de estar esperando a la intemperie un rato… En fin, ideas mias J

Llamamos a un taxi, y el hombrecillo más majo y simpático de todo Hamilton vino a recogernos. En el camino le dejamos caer que teníamos hambre (con el tema de la diferencia horaria, para ellos ya había pasado la hora de cenar, ¡pero nosotros no habíamos pegado bocado desde la comida!). Así que el muy buen hombre nos paró en un restaurante 24 horas del centro  (que por cierto, el centro eran 4 calles escasas), y allí nos apeamos para adentrarnos en un maravilloso mundo de “fritangas”, y comida recalentada. A esas horas de la noche, la gente estaba volviendo ya de fiesta, así que os podéis imaginar que estaba lo mejorcito de cada casa. A mí me miraban como un bichito raro: “Spein…wow”. 

Finalmente llegamos al hostel y una chinita con cara de mala leche nos abrió... Se quejaba por llegar tan tarde, pero yo sólo oía su voz de fondo al tiempo que engullía aquel pollo empanado, recalentado, pinchado en un palo, y que me estaba sabiendo a gloria. Por cierto, la mirada de odio que me echó al preguntarle si podíamos pagar en dólares australianos fue fina. Qué malas pulgas la mujer, si iba a ganar más, que el dólar de Nueva Zelanda está mucho más bajo… No volví a abrir la boca, sólo para seguir con mi pinchito refrito.

Unas almas caritativas nos dejaron un coche, así que toda mi extensa investigación la noche anterior en el aeropuerto (no cogí más de dos papeles, pero suficiente para perder el bus) se fue al traste. Vaya por dios, “que pena”. El coche no tenía GPS, y mi móvil decidió que, para una vez que necesitaba una de todas las pijadas que tiene, me iba a abandonar.  Así que volvimos a los viejos tiempos y fabricamos un GPS  “artesanal”.  

                                                              Home-made "gi-pi-es"

Mucho más cómodo, sin la vocecita esa molesta que te repite una y mil veces que te has equivocado. Os los recomiendo.

Por desgracia, el sistema no era muy estable, y, o bien pasabas calor, o el GPS volaba con el viento que entraba por la ventanilla. No hubo manera de llegar a un punto medio, y nos perdimos varias veces. Aún así hicimos la entrada triunfal en la granja donde estaba a punto de celebrarse la boda, justo 3 minutos antes de que entrase la novia del brazo de su padre.


                                                          Yeah.  “Por los pelos”. 

Todo estupendo una vez allí. Los novios muy guapos, el sitio muy bonito, no tuve oportunidad de ver a muchas vacas y animalillos por ahí, como esperaba, pero bueno, todo fuera por conservar el blanco impoluto del vestido del la “bride”.

Ah, y esta curiosidad:


En medio de la nada, había un fotomatón. No sé si en España se hace, pero yo nunca lo había visto.  Se supone que es para que la gente se haga fotos y las pegue en un libro de regalo para los novios. Luego les escribes una breve dedicatoria y a correr. La verdad es que me pareció una idea muy curiosa, sobre todo cuando la gente lleva un par de copillas y se sueltan la melena. Woohooo!

Breve escapada a la playa el domingo. 



Lluvia en la playa. Frío en la playa. Haz las maletas, y para Aussie, que hace mucho más calorcito. :-)

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